"Los muros no habían hecho otra cosa que brotar de la tierra a cada paso. Como malas hierbas, como venenos, como espinas. Los muros nos fueron llevando, nunca elegimos el camino".

Muchos muros han dividido tierras. Uno divide de pronto la vida de Zinnia. Sin opción, la familia huye, migra para encontrar dónde echar nuevas raíces y vivir en paz.

De una a otra casa, de un país a otro, del camino a un campamento para refugiados, y luego un gran incendio y otra huida más, y van tantas... Zinnia se aferra a su hermana Jaz y a su historia. Contar quiénes son le permite recordar de dónde vienen y recuperar la fuerza para cruzar nuevos muros.

Con gran destreza literaria, Verónica Sukaczer construye un relato que, a la manera de cajas chinas, renueva su apuesta por la memoria social, la búsqueda de la identidad y la circulación de la palabra.